jueves, 14 de julio de 2016

Picaflor de los Andes en el corazón de su pueblo


Inmortal figura de nuestro cantar andino sigue viva
 Hace 41 años pasó a la inmortalidad el conocido trovador de la canción Huanca, Picaflor de los Andes. Los huaynos, mulizas y yaravíes que cantaba Víctor Alberto Gil Mallma, siguen vigentes. Dueño de una prodigiosa voz  que se identifico con todos nuestros pueblos de costa, sierra y selva, falleció en 1975.  Su historia en el arte la inició desde los 17 años, dirigiendo  una compañía musical con la que divulgaba el folclor en los asientos mineros del centro del país.

Su voz dejo de vibrar, su corazón ya no latía al compas de sus vivencias, pero sus recuerdos y canciones quedaron ligados en la inmortalidad de nuestra historia musical. Todos los públicos aun lo recuerdan con su impecable canto, sus admiradores siguen cantando aquellas canciones que lo hicieron muy popular, en su meteórica carrera  artística.
Era el año 1958 cuando el todavía desconocido Víctor Alberto Gil Mallma, integrando el conjunto Los Picaflores de San Mateo debutaba en el programa Buscando Estrellas de Radio Excélsior de la Calle Amargura. Los éxitos logrados en sus primeras presentaciones en diversos escenarios limeños lo llevaron a calificarse en la Casa de la Cultura en el año 1960, donde nació oficialmente como Picaflor de los Andes.
Recordamos sus primeros temas grabados para una pequeña disquera, cuyo nombre nos rememora a Lucy Smith. Con la Orquesta Típica Ritmo Alegre del Canipaco del recordado músico Máximo Coronel lanzo al mercado discográfico los temas Margarita Huambla y Aguas del Rio Rímac, esta última, emblemática canción que Víctor la interpretaba con el sentimiento de alguien que vivió un momento triste en el Valle de San Mateo.
Simultáneamente a sus actividades en el arte vernacular, el artista seguía con sus labores en el taller de soldadura y pintura en las primeras cuadras de la Avenida Aviación. Sus seguidores ya disfrutaban de sus grandes producciones, entre ellas Corazón Mañoso y otras que consiguieron rápidamente una notable popularidad, con espectaculares ventas.
Las inquietudes personales del llamado Genio del Huaytapallana lo llevaron a luchar por la formación del Sindicato de Artistas Folclóricos, hecho que logro en compañía de las grandes figuras pioneras de la canción andina.
La importante carrera artística de Víctor Alberto Gil Mallma consiguió la grabación de más de 200 canciones Huancas y de otras regiones. Sin temor a equivocarnos todas calaron profundamente en los pueblos peruanos.
Hasta pocos días antes de su sensible desaparición material en el año 1,975, el bardo de nuestra cultura musical, mantenía todas sus facultades para incrementar el lanzamiento de nuevas versiones para nuestro cancionero andino.
Es tan intensa su producción como compositor e intérprete que hasta los actuales tiempos muchos jóvenes valores, siguen cultivando expresiones como Corazón Mañoso, Mi Chiquitín, Un Pasajero en tu Camino, Agua Rosada, Compañerita de Amor, Mi Dueña, Mi Dulce Amor, Mi Dulce Amor, Golondrina entre otras páginas musicales que han quedado en el alma de los pueblos y que conservan viva la figura de nuestro amigo Picaflor de los Andes.

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