Celebraciones de profunda veneración en la casa de la viruela
Las legendarias tradiciones de muchos de nuestros pueblos se difunden mediante los conocimientos de padres y abuelos, los mismos que en diálogos familiares van difundiendo las formas que años anteriores se sucedían los acontecimientos y las costumbres representadas en fechas festivas.
Esta tradición oral es la que narra la admirable celebración del Señor de Muruhuay, fiesta que se realiza durante todo el mes de mayo en la ciudad de Tarma.
Según los relatos pueblerinos de toda la región se explica que la venerada imagen del Señor de Muruhuay fue descubierta en el mes de Mayo de 1835. Eran tiempos donde la ciudad y toda la región sufrían los estragos de la penosa enfermedad de la viruela. En esta delicada temporada es donde campesinos dedicados al pastoreo notaron en una piedra de gran tamaño, varias velas blancas encendidas, de las que surgía mucha cera.
Los comuneros descubrieron que se trataba de una cruz grabada en la roca y la tomaron como una señal de salvación para el mal que los aquejaba, tomando la decisión de pintar un Cristo Crucificado sobre la cruz de la roca y nombrando a la imagen como el Señor de Muruhuay, cuyo significado de Señor de la viruela y como fecha de fiesta en 3 de Mayo.
En la actualidad las celebraciones cobran una importancia especial, por la llegada de millares de fieles de todas las regiones y de otros países, hecho que ha prolongado el acontecimiento al mes de Junio. La conmemoración cuenta con fervientes manifestaciones de veneración.
Las fiestas del Señor de Muruhuay es el evento más importante de la región de Junín, su desarrollo es en el distrito de Acobamba, donde recuerdan la epidemia de la viruela sufrida y el nombre de Muruhuay proviene de las palabras quechuas; muro cuyo significado en viruela y way que quiere decir casa. Históricamente es en este sector donde se concentraron los enfermos de viruela para su curación.
Se recuerda que las primeras manifestaciones del culto al Señor de Muruhuay las realizaron los pobladores de Acobamba, distrito muy cercano al sector en el que se encontró a la imagen durante el siglo XIX. Desde aquella época la veneración se ha extendido a todas las zonas pobladas de Tarma y pueblos de la cuenca del rio Mantaro.
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